Botulismo en el Ganado

La presencia de casos de mortalidad en el ganado es un problema económico importante para sistemas de producción ubicados en sabanas tropicales; aunque la presencia de estos casos generalmente es un indicio de algún tipo de desequilibrio ambiental, diversos agentes (bacterianos, virales, parasitarios o tóxicos) se han asociado directamente coma la causa de esas muertes.

El Bolutismo es una de las enfermedades que se incluye dentro del listado de causas de muerte súbita de los bovinos, es decir de aquellas repentinas muertes en la que el animal cae y muere relativamente rápido, no dando tiempo de observación de sintomatología. Pequeños detalles acerca del comportamiento de los animales o signos clínicos previos a la muerte, son algunos de los elementos de apoyo en la clarificación diagnóstica.

Es importante resaltar que el Botulismo no es una enfermedad infecciosa, sino una intoxicación alimentaria, en tato que se produce por la ingestión de la toxica producida por el Clostridium, y que afecta principalmente, aunque no de manera exclusiva a vacas en gestación y lactancia con buena condición corporal, en regiones deficientes de Fósforo. Esta enfermedad en la mayoría de casos se presenta en sabanas tropicales.

Según los expertos cuando muere un animal que alberga en su tracto digestivo la botulium, todo su organismo llega a ser invadido por estas bacterias que producen gran cantidad de toxina. Como consecuencia, la ingestión de una pequeña cantidad de este cadáver, unas pocas migajas de músculo adheridas a un hueso o contaminado, pueden llegar a ser mortales. Las esporas de Botulium se ingiere generalmente con el material toxico y luego de la muerte del animal el Botulismo invade el cadáver lo que hace que el animal se convierta en un potente riesgo para otros animales, especialmente en zonas carentes de Fósforo. La toxina del botulismo una vez producida es capaz de sobrevivir por largos periodos, sobre todo al interior de los huesos o cuando se la protege de alguna manera de la lixiviación.

Esta enfermedad suele adoptar la forma de brote en regiones deficientes de Fósforo en donde el ganado desarrolla Alotriofagia que es la conducta de consumir alimentos diferentes a los de su dieta normal, buscando suplir sus deficiencias.

Este tipo de enfermedad tiende a presentarse en aquellas épocas del año en las que los forrajes contienen menores cantidades de éste elemento, lo que generalmente corresponde con la estación de lluvias. Esta deficiencia se agudiza generalmente durante la gestación y la lactación, dos condiciones que aumentan la demanda de Calcio y Fósforo. Los primeros signos de botulismo aparecen tres a siete días después de haber ingerido los animales el material toxico, pero el periodo de incubación puede acortarse de acuerdo con la cantidad de toxina consumida por el animal.

Pueden existir casos agudos con muerte súbita sin ningún tipo de síntomas. En este tipo de casos agudos, los animales inicialmente se rehúsan a conocer o beber y luego presentan parálisis muscular progresiva ascendente, representada por andar tambaleante, de debilidad del tren posterior, caídas de animal y finalmente el animal muere por dificultades respiratorias. En la mayoría de los casos la enfermedad es sub aguda y la muerte ocurre en medo de parálisis respiratoria y conservan la conciencia hasta el final.

El control y prevención del Botulismo deben ser abordados desde un enfoque integral, dado que la presencia de la enfermedad está asociada con deficiencias minerales; además se debe considerar que dentro del concepto de inspección del rebaño la presencia de un brote de mortalidad es sin duda la evidencia más clara de algún tipo de desequilibrio ecológico en la finca o en la región por lo que de inmediato deben ser consideradas soluciones en cuestión de nutrición, genética e inmunidad.

En conclusión es importante que una vaca de 300 kg de peso y una producción diaria de 5 litros de leche debe consumir cerca de 70 gr diarios de sal mineralizada con 10% de Fósforo y 18% de Calcio. El suministro de sales mineralizadas formuladas especialmente para la zona es una de las medidas que se pueden ser tomadas para prevenir la mortalidad por la existencia de esta enfermedad en zonas carentes de  Fósforo.

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